Agrupación F.A.R.E. es un grupo de recreación histórica que pretende ayudar a preservar la memoria de las Fuerzas Aéreas de la República Española (F.A.R.E.), así como de otros organismos civiles y militares del conflicto español de 1936-1939.
Y para ello dentro de la Agrupación hemos creado la sección de la Guardia de Asalto (zona republicana).
Si quieres participar en las actividades del grupo, si deseas más información sobre el mismo o te interesa concertar nuestra participación en algún acto, contacta con nosotros.
Guardia de Asalto y Cuerpo de Seguridad en la Guerra Civil Española 1936/39
La reforma de las fuerzas de seguridad del Estado emprendida por la flamante República Española a partir de 1931 se materializó en un Cuerpo de Seguridad que estaba formado por tres elementos armados principales: la Guardia de Asalto, que se ocupaba del orden público; la Guardia Civil, de ámbito rural; y el Cuerpo de Carabineros, dedicado, como era su tradición, a la vigilancia de puertos, costas y fronteras y la lucha contra el contrabando y el fraude.
En 1936, los efectivos de la Guardia de Asalto eran de cerca de 18.000 hombres, repartidos en compañías por las principales ciudades españolas. Al producirse la sublevación militar, la Guardia de Asalto se mantuvo fiel a la legalidad democrática en un 70 por ciento de sus efectivos (cifra parecida a la de la Guardia Civil inicialmente, si bien ésta demostró rápidamente que su fidelidad había sido debida más a las circunstancias que a sus convicciones). El cuerpo más íntegro de todos fue el de Carabineros, que acabó por convertirse en una de las instituciones mimadas por las autoridades republicanas, especialmente por el primer ministro Juan Negrín. En la zona leal, la Guardia de Asalto se convirtió en todo un puntal de las autoridades, ejerciendo de forma ejemplar sus funciones de mantenimiento del orden público y la seguridad ciudadana. Hubo circunstancias en las que la ausencia de los desafectos guardias civiles en zonas rurales obligó a tener que utilizar en éstas a los guardias de asalto.
La lealtad de «los Asaltos» y los Carabineros, unida a un nivel de entrenamiento superior al de los milicianos de primera hora y los reclutas del posterior Ejército Popular, hizo que tanto unos como otros acabaran siendo enviados a los frentes de batalla, primeramente como apoyo a las columnas milicianas y luego integrados en las brigadas mixtas, cambiando su tradicional uniforme de ciudad por el más práctico mono de faena. Su actuación en combate fue desigual.
Acabada la guerra, el nuevo régimen disolvió el Cuerpo de Carabineros, pasando todas sus competencias a la Guardia Civil, y también la Guardia de Asalto, que fue sustituida por la Policía Armada.
Guardias de asalto y milicianos, frente la antigua comisaria de policía, en la Via Laietana de Barcelona, Julio de 1936. Fotografía tomada por Agustí Centelles (1909-1985)
Guardia de asalto en algún lugar del Frente de Aragon, 1937. Fotografía tomada por Agustí Centelles (1909-1985).
Guardias de asalto desfilando por el Paseo de Gracia de Barcelona al finalizar “Els fets de Maig de 1937”, Mayo de 1937. Fotografía tomada por Agustí Centelles (1909-1985).
Par de fotografías de estudio de dos guardias de asalto, circa 1936-1937. Archivo personal del autor.
Uniforme de faena de un guardia de asalto.
Nuestro guardia de asalto viste el uniforme de faena que corresponde a:
Un mono azul, con el emblema del cuerpo cosido a la altura izquierda del pecho. Gorrillo isabelino, o cuartelero con galoncillo y borla blanca. Correajes de cuero negro, un juego de tres cartucheras para el fusil Máuser español, tahalí con bayoneta, o con defensa y un cinto, todo del mismo color que cierra con una hebilla metálica con el emblema del cuerpo. Calza borceguies de cuero negros. Y va armado con un mosquetón modelo 1916 de fabricación española.
